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Los desarrollos urbanos en la era del peso

Durante 10 años el crecimiento del mercado inmobiliario estuvo fogoneado por el boom de la construcción, que se generó cuando el ladrillo se convirtió en un refugio seguro para las inversiones. Tras la caída de la convertibilidad, los bancos ya no eran una opción para resguardar el patrimonio nacido de la bonanza económica que algunos sectores pudieron capitalizar. Sí lo fueron los edificios, que poblaron el centro de las grandes ciudades de todo el país,  y los desarrollos premiun que nacieron en Puerto Madero en la Ciudad de Buenos Aires y Puerto Norte en Rosario entre otros ejemplos.

Hoy, con las nuevas regulaciones para la compra de dólares y el mayor control sobre el origen de los ahorros, la realidad económica está cambiando y los desarrolladores inmobiliarios advierten que deben concentrar sus proyectos en otro segmento de la población.

Según los referentes del sector, en tiempos de pesos le llega el turno a las capas medias de la sociedad. Atrás parecen quedar los megaproyectos de inversión. Todo indica que los emprendimientos buscarán que la clase media pueda acceder a una vivienda.

Durante la primera jornada Real Estate en Rosario que organizó el IAE Business School de la Universidad Austral, Gustavo Ortolá, presidente de GO Real Estate y uno de los mentores de Ciudad Ribera en Puerto Norte, consideró que estamos en un momento de inflexión. “Vivimos una época dorada, pero ahora hay que pensar en desarrollos inmobiliarios para todos, real state argentino en tiempos de pesos, la profundización del modelo nos marca que tenemos que hacer desarrollos Nac&Pop, nacional y popular”, señaló.

El titular de la desarrolladora GO recordó que de 2002 a 2011 se vivió una época dorada porque los ladrillos sustituyeron a los dólares billetes de los inversores. En cambio, dijo que con “el corralito verde” se paralizó el mercado inmobiliario pero advirtió que “esto no es eterno” y por eso “hay que generar un mecanismo para instalar al peso como moneda de cambio”.

En ese marco, destacó que “la ausencia de crédito, las restricciones cambiarias, la incidencia de la tierra en los proyectos que supera la media histórica, las inconsistencias fiscales de muchos inversores, la precarización entre salario y valor de m2 y la resistencia a operar en pesos” llevan a armar otro modelo para el sector.

“Los departamentos de un dormitorio y los monoambientes siguen siendo una caja fuerte en ladrillos pero hoy la preventa es escasa. Un departamento de 100 m metros cuadrados en 2009 salía 145 mil dólares y en 2012 unos 187 mil dólares, es decir que le sigue ganando a la inflación real. Pero los fideicomisos al costo están siendo muy observados y por eso se empezó a recurrir a otros instrumentos y el negocio se achicó muchísimo. Hay que adaptar el negocio y generar algo para la clase media, tenemos que mirar más allá”, puntualizó Ortolá, quien además agregó como condimento extra que los productores agropecuarios ya no vienen a comprar a las grandes ciudades como Rosario sino que apuestan a desarrollos en sus propios pueblos.

Hay un cambio de aire entre quienes tienen la llave para ampliar el mercado inmobiliario. El camino para acceder a la vivienda propia podría tener un fuerte impulso, los desarrolladores están viendo que ahí hay una oportunidad de negocios. La demanda está. Habrá que esperar a que aparezcan proyectos factibles.

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Sobre nota del Diario La Capital.com.ar, Domingo 19 de Agosto de 2012.

Ver nota original.

 

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