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Diario La Nación – Miércoles 5 de Enero de 2011
Loreley Gaffoglio
PUNTA DEL ESTE.-Esta temporada, Manantiales es la elegida. Logró destronar a La Barra como centro chic-décontracté de reunión, para todo aquel mayor de 25 años y, con un envión impar, pelea palmo a palmo posiciones a José Ignacio como imán de las inversiones extranjeras.
Los conocedores del genoma esteño lo atribuyen al histórico corrimiento del «progreso» hacia el norte de la península. Una tendencia sostenida que ha empujado hasta Rocha y la Laguna Garzón a los otrora habitués de La Barra, desde hace un tiempo hastiados del trajín que acarrea la alta temporada. Ayer, por caso, fue uno de esos días de tránsito denso por las calles de La Barra.
Pero la predilección por Manantiales ahora excede al favor de los argentinos: los brasileños ya transformaron a Bikini en «su» bastión de sol y playa en sus cortas pero intensas estadas esteñas y ahora esa geografía empieza a absorber inversiones europeas.
El desembarco hoy más visible es el de la multifacética y políglota millonaria danesa Nicole Durr, de 50 años, que acaba de inaugurar Glam Café sobre la ruta interbalneria, en la cuadra opuesta a la cevichería peruana Sipan-el lugar elegido para celebrar los 46 años de Gianfranco Macri.
Inversiones millonarias
El de la empresaria no es un desembarco fugaz: Durr, que es productora de los ilusionistas Siegfrid & Roy y de otros espectáculos en Las Vegas, diseñadora y, ante todo, emprendedora, invirtió más de un millón de dólares en su aventura esteña. Hace tres años decidió fijar su residencia aquí, al menos durante seis meses.
Este año compró diez hectáreas en El Chorro, donde, dice, a futuro piensa instalar la primera clínica-Spa con arquitectura japonesa para que los hombres de negocios cuiden allí su figura y su salud, según un método homeopático. Se trata de una inversión estimada de US$ 8 millones que ella misma piensa financiar, aseguró.
En diálogo con La Nacion, Durr contó que fue un ex novio argentino el responsable de su enamoramiento con el Este: «Cuando vine por primera vez en 1997, me pareció que este lugar era como St. Tropez. Ese mismo día me compré una casa en Playa Inglesa, en la Punta, que refaccioné durante dos años. Y este año me animé con Manantiales, porque aunque adoro José Ignacio, me parece que queda lejos».
Su propuesta se centra en la degustación de variedades de café etíope, whisky escocés y champagne de etiqueta Glam que le provee una bodega uruguaya. «Soy una visionaria», afirma y dice que se fijó como desafío extender las temporadas en el Este más allá de enero. «Este lugar es un paraíso muy cosmopolita», según lo define.
«Es increíble cómo en el último tiempo cambió el porcentaje de extranjeros aquí. Antes este lugar era exclusivo de los argentinos. Pero ahora europeos y americanos vienen aquí a resguardar sus inversiones en inmuebles», señaló la brasileña Clarice Iepfen, que también hace tres años instaló en Manantiales Maison de Famille, la casa de refinados objetos y muebles, con filiales en Bélgica, Francia, Suecia, Dinamarca y Porto Alegre, que abastece a Shakira y a Susana Giménez.
Desde su expertise, Iepfen contó cómo es el ritual de los inversores foráneos: «Viene con su propios decoradores, pero compran aquí todo el equipamiento. Por eso yo tengo abierto el local todo el año. Y ahora mis compatriotas brasileños, que antes sólo alquilaban, empiezan también a comprar propiedades aquí».
Megaproyecto inmobiliario
Aunque todavía no comenzó a construirse, días atrás la propia Valería Mazza anunció el desembarco del grupo español Rayet, dueño de la cadena de hoteles cinco estrellas Selenza, con un megaproyecto inmobiliario que promete cambiar definitivamente la fisonomía del antiguo enclave de pescadores, meca de los windsurfistas en los 80 y 90, convertido en bastión fashion.
Con criterio preservacionista y amplitud de áreas verdes, según promete el proyecto, el grupo asociado a su marido, Alejandro Gravier, planea construir en 28.000 m2 frente al mar cuatro edificios de departamentos de dos y tres dormitorios, 12 amplias casas y un hotel boutique de lujo con 32 habitaciones que extenderá la cadena Selenza por estas latitudes